1. Un sueño recurrente
Catherine contemplaba
la creciente luz que emanaban aquellas extrañas montañas. El bosque era un
lugar solitario y desierto, con plantas deformes y dos grandes montañas a veces
visibles a veces invisibles
La luz, la misteriosa
luz, se hacía cada vez más potente, creciendo más y más. Pero cuando llegaba a
estar frente a frente con su observadora, la luz desaparecía y Catherine
despertaba
. . .
Amanecía en el
transcurrido barrio de brixton, Inglaterra y el sol emergente iluminaba cada
vez más aquella fría mañana de marzo
La noche había sido
triste y melancólica. Unas frías gotas de lluvia habían atormentado las calles
de Londres, haciendo parecer que el sol nunca volvería a salir. Pero el
amanecer lo cambio todo.
El sol naciente emergió
del este y el oeste a la vez, cubriendo a todo el Reino Unido con un manto
luminoso.
Ya no existía rastro
alguno de la tormenta, en el cielo no había ni una sola nube de lluvia, y la
oscuridad que atormentaba a Londres la noche anterior había desaparecido por
completo
todo parecia ser tan pacifico.